Las calderas de condensación

Entre los tipos de calderas que hay en el mercado las de condensación son unas de las más populares entre los usuarios. Estas calderas se caracterizan porque aprovechan siempre la energía que se obtiene debido a la condensación del vapor de agua contenido en los humos que son resultado de la combustión.

En las calderas tradicionales los humos evacuados alcanzan hasta los 150 grados para evitar condensación y el vapor de agua contiene calor latente que al condensarse el calor se cede. En cambio en las de condensación se usa dicha energía para incrementar el rendimiento.

En el funcionamiento de este tipo de calderas existen varias fases en cuanto a la transmisión del calor que son la radiación, la conducción-convección y la fase de condensación-convección en la que el cambio de estado de vapor de agua es aprovechado por la caldera.

Con el objetivo de conseguir la condensación del vapor de agua como resultado de la reacción de combustión, que es la clave de estas calderas, la caldera suministrará agua caliente a una temperatura máxima de 70 grados, de esta forma los gases evacuados serán expulsados a temperaturas inferiores a las de condensación.

Por lo tanto el rendimiento de estas calderas superará el 100 frente a las calderas más convencionales que tienen valores de 70 aproximadamente. El motivo es que las calderas de condensación aprovechan el calor de condensación para calentar el agua de retorno de la caldera, usan ese poder calorífico sin poner en peligro la caldera. Como resultado los rendimientos serán muy altos y por lo tanto la caldera mucho más eficiente.

Con las calderas de condensación habrá que tomar una serie de precauciones como que los combustibles líquidos contengan posiblemente azufre en forma de óxido y si reaccionaran con el oxígeno podría producirse ácido sulfúrico, lo cual podría ser peligroso.

INFORMACIÓN Y PRESUPUESTO ON-LINE